sábado, 20 de agosto de 2016

#Venezuela: Los Miserables

LOS MISERABLES
Por Eugenio Montoro 
             
Valga el título de la novela de Víctor Hugo como entrada a estas líneas donde comentaremos sobre la miseria en Venezuela.
          El diccionario relaciona la palabra a varios significados como “estrechez o pobreza extrema” “tacañería o avaricia” y “cantidad insignificante”. Para fines de este escrito es el de pobreza extrema.
          Anteriormente la miseria era una apreciación que dependía mucho del recorrido y criterio del observador y, por ello, en un intento de evitar el “a mí me parece”, un economista de nombre Arthur Okun, en 1960, propuso un índice numérico muy simple que consistía en sumar la tasa de inflación y la tasa de desempleo como medición de la miseria. Poco tardaron en aplicarlo para ver como comparaba un país con otro y también como cambiaba a medida que pasaba el tiempo pues era una medida ácida y clara de los resultados de las políticas de los gobiernos.
En tiempos recientes lo afinaron sumando al índice la tasa de interés por préstamos de los bancos o tasa activa y restándole la producción global de riqueza, el llamado PIB.
El lector ya habrá anticipado que un índice con resultados numéricos bajos corresponde a una buena salud económica y los números altos a la miseria. Por ejemplo en 2014 Colombia obtuvo 19, Chile 14, Perú 20,  nada mal pues los mejores están alrededor de 10. La mala noticia es que el índice para Venezuela se sale del gráfico por lo malo y grande que resulta o dicho en otras palabras nuestro índice de miseria es el mayor y peor del planeta tierra.
Los gobierneros rojos intentarán, como de costumbre, descalificar al índice aunque sea un claro representante de nuestras colas, de la falta de papel de baño y jabón, del desabastecimiento de todo y de los altísimos precios de los que nadie duda y todos sufrimos. De tal manera que independientemente del índice no hay duda, porque se vive, de que nuestra miseria existe.
También ya se ha determinado una relación clara entre este índice de miseria y los niveles de inseguridad, de forma que nos anticipa la excelente oportunidad de que al mejorar el índice baje también la delincuencia.

El índice que si le gusta al gobierno es el coeficiente Gini, llamado así en homenaje a su creador, que mide la desigualdad entre los ingresos de la población y que ha venido reduciéndose. Lo que no se dice es que en efecto la desigualdad es menor porque todos somos ahora más pobres y si seguimos así tendremos el mejor índice Gini del mundo cuando todos recibamos la bolsa Clap y nos llamen los miserables.

Por donde se le evalúe, este gobierno es un desastre y lo peor es que no saben qué hacer al ser reos de una ideología buena para el conflicto y el reclamo pero inútil para crear riqueza y solucionar.
Sacar a los rojos de la dirección del país es una necesidad categórica. Ni siquiera importan los índices y las fórmulas, ya son asuntos de supervivencia como individuos y como país. A la calle vamos  y haremos lo que sea necesario.
 
 
                                                          Eugenio Montoro
                                                        montoroe@yahoo.es

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