miércoles, 10 de agosto de 2016

¿Está el gobierno considerando contarse en el revocatorio?


¿Está el gobierno considerando contarse en el revocatorio?

 Por
Humberto González Briceño


 
“El engaño es la base del arte de la guerra...Ofrece un señuelo a tu enemigo para hacerle caer en una trampa; finge desorden y sorpréndelo.” 

Sun Tzu, El Arte de la Guerra


Los cálculos están basados en que el gobierno no quiere el Revocatorio. Y para ello hace uso de toda su fuerza institucional para impedirlo. Desde el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral y la Fiscalía General de la República se asoman amenazas factibles contra el referéndum.
Buena parte del debate político de este año ha girado en torno a la forma que el régimen articularía estas instituciones para frenar el revocatorio. Hasta ahora el gobierno, el PSUV y sus aliados del Gran Polo Patriótico no habían mostrado interés en involucrar a sus bases en para afianzar su posición. Quizás por la certeza que la suerte del Referéndum se decidiría en los cómodos salones del TSJ o del CNE. Esta postura le ha dejado el control de la calle a la oposición y ha significado un costo político grave para el PSUV que ha sufrido el abandono masivo de sus bases
Eso parece estar cambiando. A partir de la última semana de julio el gobierno y sus aliados políticos se han desplegado por todo el país movilizando a sus bases en contra del revocatorio. Parece que están en campaña. En lo que parece un cambio sustancial en la estrategia oficialista han decidido ir a la calle para confrontar a la oposición. Incluso se anuncian más movilizaciones para los próximos días.
Es cierto que el régimen dispone de todo el aparataje institucional para impedir que el Revocatorio se realice este o el próximo año. Pero el argumento de suspenderlo simplemente por una interpretación jurídica acomodaticia o por una trampa electoral debilita a un régimen que basó su fuerza política en ganar la mayoría de las elecciones desde 1998. Es admitir frente a su propia base “Como no podemos ganar esta elección, mejor evitarla.” Después de todo una revolución que dice recibir su fuerza del pueblo no debería tenerle miedo al soberano, ¿o sí?
Este cambio de velocidad en la estrategia del gobierno podría significar darle apoyo de calle a una decisión ya cocinada en el TSJ o el CNE para impedir el Revocatorio. El objetivo de “ir a la calle” sería el de revestir esa decisión de un presunto apoyo popular.
Pero hay otra interpretación. Esto bien podría significar un cambio sustancial en la estrategia del gobierno y marcaría los preparativos para ir a confrontar el Revocatorio por la vía electoral. En otras palabras, es probable que el gobierno no haya descartado del todo ir al referéndum y tratar de ganarlo en una consulta popular.
El escenario parece audaz, pero es plausible. Según cálculos del propio gobierno la apuesta sería lograr que el voto contra Nicolás Maduro sea inferior a los que este obtuvo en las últimas elecciones. Para esto el gobierno tendría que afinar todas las estrategias conducentes a promover una gran abstención, pedir a sus seguidores que se queden en sus casas y coaccionar a otros miles para que no vayan a votar.
Esta maniobra política estaría complementada por todos los esfuerzos que hace en este momento el régimen para lograr dinero fresco. Si el gobierno logra materializar el canje de Pdvsa por deuda y recibir los primeros aportes de las transnacionales por el regalo del Arco Minero de Guayana tendría dinero suficiente en su caja chica para tratar de influir en el resultado del revocatorio. No será suficiente para resolver los graves problemas estructurales de la economía, pero esos millones de dólares en la calle darían una sospechosa sensación de alivio que podría, eventualmente, cambiar la intención del voto.
Pero el mérito de esta nueva estrategia estaría en el factor sorpresa. Justamente cuando se pensaba que el gobierno no quería contarse pivota y decide ir a la contienda. Esto podría tomar desprevenida a la oposición que ha basado buena parte de su estrategia este año en la debilidad del régimen más que en sus propias fortalezas.
De ser así estaríamos en puertas de una batalla de dimensiones épicas. El régimen con todo su poderío económico, político y militar en una lucha a muerte contra las fuerzas democráticas y populares que promueven el cambio. Sería una batalla descarnada, violenta y definitiva, digna de una muerte épica.

@humbertotweets

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