miércoles, 31 de agosto de 2016

#Venezuela y su espíritu libertario

Venezuela y su espíritu libertario


Una amplia y sólida mayoría se ha levantado y busca un cambio político por los caminos de la democracia

Estoy preso en la cárcel militar de Ramo Verde, muy cerca de Caracas, desde el 18 de febrero de 2014. Mi delito fue protestar en forma pacífica contra el gobierno corrupto, ineficiente, represivo y antidemocrático de Nicolás Maduro, y promover un cambio político —electoral— previsto en la Constitución de Venezuela. Por ello, he sido condenado a catorce años de prisión. Mas no estoy solo. Hay cientos de ciudadanos encarcelados por la misma causa: los dirigentes políticos Antonio Ledezma, Manuel Rosales y Daniel Ceballos, las decenas de activistas y estudiantes; y los millones quienes a diario sufren los abusos del régimen autoritario que gobierna nuestro país desde 1999.
El juicio al que se me sometió junto a cuatro estudiantes —en el que fuimos condenados sin prueba alguna y violando el debido proceso— y los abusos de los que hemos sido objeto en esta prisión desde el primer día son solo una muestra de una política que de manera sistemática niega a los venezolanos el ejercicio pleno de sus derechos fundamentales.
Esa ha sido la estrategia escogida por la dictadura de Nicolás Maduro para tratar de impedir el renacimiento de nuestra democracia. Han sido millones los afectados, pero es obvio que han fracasado en su intento de someter a los venezolanos. La abrumadora derrota que sufriera en las pasadas elecciones parlamentarias de diciembre, no obstante su ventajismo obsceno, así lo demuestra. Es una amplia y sólida mayoría la que se ha levantado y busca un cambio político por los caminos de la democracia, apegado a la Constitución.
Esa mayoría escogió la vía del referendo revocatorio presidencial previsto en nuestra Carta Magna como el mecanismo adecuado para dar curso a lo que ahora es una aguda necesidad política. Los obstáculos que el régimen ha colocado a ese mecanismo han sido muchos, incluyendo el cerco mediático y la persecución a la disidencia.
Mientras escribo esta nota —que solo en fragmentos puede burlar el celo de los carceleros— se prepara una gran jornada de protesta cívica nacional para el primero de septiembre, La Gran Toma de Caracas. Estamos convencidos de que millones participarán y de que con esta presión popular y pacífica y el acompañamiento de los demócratas del mundo, se logrará el paso a los mecanismos electorales previstos en la Constitución y lograremos el cambio político.
La crisis económica devino en una gran crisis humanitaria que ha terminado por iniciar una gran movilización política que de manera inevitable conducirá a la revocación del mandato de Nicolás Maduro. Pero, si bien remover al Gobierno es un objetivo importante e inmediato, no es el único. Esta larga tragedia de casi 18 años, cuyo costo es inconmensurable en todos los planos, debe llevarnos a refundar una democracia sobre bases más justas, y por tanto más sólidas. Las fallas conceptuales y los errores humanos que nos llevaron a esta triste situación no pueden reeditarse.
Esta exigencia nos conduce a la necesidad de un Gran Acuerdo Nacional, que incluya a todos los sectores democráticos. La propuesta es conformar un Gobierno civilista en unidad nacional, que vaya más allá de una simple coalición de partidos. Un Gobierno que sea representativo de la diversidad y pluralidad del espíritu republicano y libertario de los venezolanos. Un Gobierno comprometido con el objetivo de consolidar la institucionalidad democrática, para poder alcanzar el fin que ha animado nuestra lucha a lo largo de estos años: que todos los derechos sean para todas las personas, que todos los venezolanos, sin exclusión alguna, reciban los beneficios de la democracia y el Estado de derecho.
Solo un Gobierno que surja de este acuerdo podrá acometer con energía y coherencia las tareas prioritarias que Venezuela demanda: atender la crisis humanitaria provocada por Maduro y sus políticas disparatadas, estabilizar la economía, superar la escasez e inflación y promover el crecimiento económico fundado en la producción nacional y la inclusión social.
Un Gobierno así concebido también tendrá como labor prioritaria y no escatimará esfuerzos para superar la inseguridad que hoy aterroriza al pueblo venezolano. La inseguridad —que aparte de ignorada ha sido además promovida por la narrativa de este régimen—, aunada a la crisis económica, ha forzado el éxodo de millones de compatriotas. Como corolario de estas políticas, estarán aquellas que promuevan el regreso de quienes se vieron obligados a emigrar. Venezuela nos va a necesitar a todos.
Finalmente, y no menos importante, está la situación de los militares venezolanos. Reconocemos la importancia de la Fuerza Armada Nacional, sin embargo, rechazamos la pretensión de que este sector se erija como conductor de la sociedad venezolana ni invada espacios que corresponden a los sectores civiles. Basta con que sea una Fuerza Armada que funcione apegada de manera estricta a lo establecido en la Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
No tengo duda alguna de que el noble pueblo de Venezuela está a las puertas de una gran victoria democrática y que estará a la altura de las demandas de este momento crucial en nuestra historia.

lunes, 29 de agosto de 2016

Daniel Ceballos, el preso de Nicolás Maduro

Daniel Ceballos, el preso de Nicolás Maduro

Por: Gustavo Azócar Alcalá

Twitter: @gustavoazocara





Nicolás Maduro debe estar contento. Sus esbirros han vuelto a meterse la Constitución y las leyes por el bolsillo de atrás. El ex chofer del Metro de Caracas pretende demostrar al país y al mundo que él es quien manda en Venezuela y para ello ha ordenado trasladar por segunda vez al ex alcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos, a una celda en la Cárcel 26 de Julio, en San Juan de los Morros, estado Guárico.
Cada vez que Maduro se ve con el trasero en dos manos, comienza una cacería de brujas que busca desviar la atención de los venezolanos que todos los días exigen su renuncia y su salida del Palacio de Miraflores. Con la asesoría del G2 cubano, y de pseudo estrategas españoles como Juan Carlos Monedero y compañía, Nicolás siempre encuentra la manera de asestar “golpes” políticos y jurídicos a las fuerzas democráticas venezolanas, los cuales tienen como objetivo tratar de desmoralizar a quienes luchamos en cada rincón de Venezuela para lograr acabar con su pésimo desgobierno.
Como no cuenta con suficiente apoyo popular, y así lo evidencian todas las encuestas, Maduro utiliza al Poder Judicial, subordinado y arrodillado por completo ante el Poder Ejecutivo, para asestar duros golpes a las fuerzas democráticas que luchan por sacarlo del poder. Una clara demostración de que el sistema judicial venezolano trabaja sólo para apuntalar al gobierno lo constituye, por ejemplo, la más reciente sentencia del TSJ, cuya Sala Constitucional acaba de decretar nulas al menos siete sesiones de la Asamblea Nacional. Es el mismo Poder Judicial, corrompido, politizado e ideologizado, que acaba de enviar a Daniel Ceballos a la cárcel 26 de julio en Guárico.

La tragedia de Daniel Ceballos, comenzó el 18 de diciembre de 2013. Ese día, el alcalde del municipio San Cristóbal, tuvo una intervención en el Palacio de Miraflores, durante una reunión  con Nicolás Maduro, donde explicó con detalle las necesidades e injusticias que estaba padeciendo el pueblo del Táchira. Ceballos habló ese día de los problemas con la venta de combustible y de alimentos, de las violaciones y limitantes al derecho constitucional de libre circulación, y la xenofobia que existía contra los colombianos. Ceballos pidió ese día a Nicolás Maduro que dejara de irrespetar la Constitución. “El pueblo va a recibir respuesta a sus grandes aspiraciones si se cumple la Constitución, esto no es una bondad, sino un compromiso”, dijo.

Maduro no ocultó su molestia aquella noche frente a la intervención de Ceballos. Todo lo contrario, el Jefe de Estado desató toda su ira y su rabia contra el dirigente político a quien le  respondió: “Si me buscó me encontró (…) Xenofobia la de ustedes que me acusaron de haber nacido en Bogotá y lo mantienen todavía (…) Hubiera estado orgulloso de nacer en Cúcuta, en Bogotá y en donde sea (…) Postúlese para la Presidencia de la República y cuando sea presidente proponga un Plan de la Patria y que se lo apruebe la Asamblea Nacional”, dijo.
Maduro nunca perdonó a Daniel Ceballos la paliza que éste le dio al candidato del PSUV en los comicios de 2012. Ceballos fue electo alcalde de San Cristóbal con una cantidad de 82.794 votos a favor, es decir, un 67,67%, durante las elecciones del 8 de diciembre de ese año, por encima del candidato del PSUV, José Zambrano, quien a duras penas logró 35.991 sufragios a favor, o lo que es lo mismo, un escuálido 29,42%. 
Tres meses después del incidente en el Palacio de Miraflores, el 19 de marzo de 2014, el alcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos, fue detenido por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), en Caracas. La detención de Ceballos, por cierto, fue ejecutada por funcionarios bajo las órdenes del general Miguel Rodríguez Torres, quien luego de haber sido expulsado del gobierno se presenta y declara ante los medios de comunicación como una blanca paloma que nada tuvo que ver con la crisis en la que se encuentra el país.
En aquella ocasión, Ceballos fue detenido en El Rosal, en Caracas. El ministro Rodríguez Torres informó que la orden fue emanada del Tribunal Primero de Control del estado Táchira. "Esto es un acto de justicia ante un alcalde que no solamente dejó de cumplir las obligaciones que le impone la Constitución sino que facilitó y apoyó la violencia irracional que se desató en la ciudad de San Cristóbal", declaró el Ministro Rodríguez Torres, quien además informó que al alcalde le habían sido imputados los delitos de rebelión y agavillamiento.
El 25 de marzo de 2014, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) controlado y subordinado a las órdenes de Miraflores, declaró culpable a Daniel Ceballos de desacato y por ello lo condenó a pasar 12 meses tras las rejas destituyéndolo de su cargo de Alcalde de San Cristóbal. La decisión la adoptó la Sala Constitucional, tras una audiencia que se prolongó durante más de seis horas y en la que 11 testigos llevados por el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo aseveraron que Ceballos no había cumplido las órdenes que le giró la instancia judicial para actuar contra las barricadas que estudiantes y opositores habían levantado en distintas vías de la ciudad para protestar contra el Gobierno.
El 23 de mayo de 2015 el régimen de Nicolás Maduro volvió a meterse la Constitución en el bolsillo de atrás. Ese día, Daniel Ceballos fue sacado a empujones del calabozo que ocupaba en la cárcel de Ramo Verde, le raparon la cabeza y lo enviaron a una celda con presos comunes en la cárcel 26 de julio en San Juan de los Morros, estado Guárico.
El 6 de julio de 2015 fue publicada en la Gaceta Oficial N°. 40.695 la inhabilitación política del ex alcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos. Ese día,  la Contraloría General de la República, declaró sin lugar el recurso de reconsideración interpuesto por el apoderado Judicial del ciudadano Daniel Omar Ceballos Morales, y confirmó en todos sus términos la Resolución que estableció que Daniel Ceballos no podría ejercer cargos públicos durante 12 meses. 
El 11 de agosto de 2015, el Ministerio Público otorgó la medida de arresto domiciliario, mejor conocida como “casa por cárcel” en favor del ex-alcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos, por razones de salud. Ceballos se encontraba severamente enfermo. Los médicos que lo atendieron ese día dijeron que el ex alcalde se encontraba descompensado, deprimido y con problemas gástricos muy severos, que ameritaban ser internado en su residencia.
El 5 de mayo de 2016, de acuerdo con sus abogados defensores, venció la inhabilitación política que le había sido impuesta a Daniel Ceballos. El ex alcalde de San Cristóbal continuaba detenido con medida de casa por cárcel a pesar de que el TSJ sólo lo condenó por un año. Ni el Ministerio Público ni los tribunales explicaron al país las razones por las cuales mantenían detenido al dirigente político a pesar de haber cumplido su sentencia.

El pasado 27 de agosto de 2016, entre gallos y medianoche, como siempre le gusta actuar a la tiranía de Nicolás Maduro,  trasladaron a Daniel Ceballos a la cárcel 26 de julio en San Juan de los Morros.
El Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, a cargo del general Néstor Reverol, acusado por el gobierno de Estados Unidos de tener presuntas vinculaciones con el narcotráfico internacional, emitió un escueto comunicado, en el que señala que “Nuestros servicios de inteligencia han develado un plan de fuga del ciudadano Daniel Omar Ceballos Morales (…) que pretendía fugarse días antes del próximo 1 de septiembre, a fin de dirigir y coordinar actos de violencia en el país”.
El despacho de Reverol informó que “se ordenó el traslado inmediato de Ceballos hasta el internado judicial 26 de julio, ubicado en San Juan de Los Morros en el estado Guárico para su aseguramiento (…) Nuestros servicios de inteligencia han recabado material de interés criminalístico sobre los planes de fuga y otras coordinaciones con grupos violentos que actuarían el próximo 1 de septiembre”.
Como puede observarse, Daniel Ceballos es un preso político de Nicolás Maduro. Fue Maduro quien dio la orden de detener a Ceballos. Y es Maduro quien está detrás de todas las decisiones judiciales que se toman para mantener al ex alcalde de San Cristóbal injustamente detenido en una cárcel común del centro del país.
Maduro utiliza a Ceballos para intentar amedrentar a los venezolanos que luchamos todos los días para sacarlo del poder mediante las armas que nos da la Constitución. Nicolás arremete contra Ceballos para intentar desmotivar, desmoralizar, chantajear y escarmentar a la dirigencia política democrática venezolana que ha convocado una gran marcha nacional el venidero 1ero de septiembre. Es su forma de decir: “miren lo que haré con ustedes si siguen tratando de sacarme de aquí”.
Los venezolanos amantes de la democracia y la libertad debemos mantener nuestra lucha contra la tiranía de Nicolás Maduro a pesar de lo que su gobiernito hace con dirigentes políticos como Ceballos. Nada ni nadie nos puede desviar del camino que nos hemos trazado. El sacrificio de Daniel Ceballos y de muchos otros presos políticos tiene que valer la pena. Esa cárcel. Esa condena. Ese sufrimiento. No serán en vano.

SC. 28 de agosto de 2016

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MANIFIESTO DE INTEGRACIÓN AL MOVIMIENTO CÍVICO DE UNIDAD NACIONAL POR LA DEMOCRACIA Y LA REALIZACIÓN DEL REFERENDUM REVOCATORIO

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MANIFIESTO DE INTEGRACIÓN AL MOVIMIENTO CÍVICO DE UNIDAD NACIONAL POR LA
DEMOCRACIA Y LA REALIZACIÓN DEL REFERENDUM REVOCATORIO

Nosotros, académicos, científicos, artistas, profesionales, técnicos, empresarios y trabajadores de las diferentes áreas, estudiantes, amas de casa, y miembros de distintos sectores de la sociedad civil venezolana, todos hondamente preocupados por la crisis terminal de orden político, social y humanitario que abate a nuestro pueblo, como consecuencia del régimen totalitario presidido por Nicolás Maduro, que ha traído como consecuencia la pérdida sistemática de la República y de todas nuestras libertades y
derechos fundamentales,
 
Declaramos:

PRIMERO: Nuestro absoluto acuerdo y total respaldo a los manifiestos emitidos por los diversos partidos políticos, así como las expresiones de diversos sectores de la Sociedad Civil, en los que se urge a todos los venezolanos, a integrarnos en un gran Movimiento Cívico de Unidad Nacional, con el fin de realizar este mismo año, el Referéndum Revocatorio del actual presidente de la República, tal como lo dicta la Constitución
Nacional, y lo exige la voluntad soberana y mayoritaria de los venezolanos, y tal cual lo dejara claramente expresado el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, en carta dirigida a Nicolás Maduro en fecha 18 de mayo de 2016, donde señala que el Presidente:
 
“…tiene un imperativo de decencia pública de hacer el referéndum revocatorio
en este 2016, porque cuando la política está polarizada la decisión debe volver al pueblo, eso es lo que tu Constitución dice…”
 
Nosotros también creemos, que Nicolás Maduro debe obedecer dicho imperativo, como también lo señalara el último exhorto de la Conferencia Episcopal Venezolana, puesto que en Venezuela, en las menguadas horas que vivimos, todo retardo se traduce en vidas que se pierden día a día, por falta de medicinas y en breve tiempo por alimentación; de modo que nos asiste la razón y la necesidad, para proceder de inmediato a un cambio de
gobierno POR LA VIA DEMOCRATICA, PACIFICA Y CONSTITUCIONAL que derive en la instauración de un gobierno democrático, basado en el respeto de las libertades públicas, la justicia y el pleno derecho para todos, fundamentado en los valores y principios democráticos, y en el cual impere el Estado de Derecho como columna vertebral de la democracia;
 
SEGUNDO: Nuestro absoluto acuerdo con los diagnósticos, asimismo expresados en documentos de trascendencia histórica, como la PROCLAMA de los activistas del Partido Voluntad Popular y Las 7 tesis de Vente Venezuela, según los cuales: “El régimen encabezado por Nicolás Maduro es una dictadura, y no hay solución posible a los problemas de la Nación mientras estemos en ella” (Vente Venezuela), pues se trata de “la dictadura más corrupta, ineficiente, represiva y hambreadora que ha tenido nuestro
continente.” (Proclama de Voluntad Popular). Coincidiendo dicha proclama con la sentencia del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, en carta dirigida a Leopoldo López donde refiriéndose a Venezuela, expresa: “Se ha traspasado un umbral, que significa que es el fin mismo de la democracia”.
 
TERCERO: Compartimos plenamente el criterio de la Proclama de Voluntad Popular, según la cual “la salida del gobierno es urgente, requiere de la unidad de todos los sectores democráticos y debe ser pacífica, democrática, popular y constitucional. Por ello, asumimos el compromiso de convocar y activar un gran Movimiento Cívico Nacional, bajo los principios de la lucha no violenta y la resistencia civil y pacífica, que logre el Revocatorio en el año 2016 y la convocatoria del Poder Constituyente para reconstruir a Venezuela.”

Amparamos nuestro respaldo a esta Proclama, en otra afirmación que agradecemos y apoyamos del Secretario General Luis Almagro, cuando en su carta le anuncia al mundo lo siguiente:

“queda claramente establecido que en Venezuela hoy no rige ninguna libertad
fundamental y ningún derecho civil o político y que estos han expresamente
quedado sin efecto en la conducción de los asuntos de gobierno”.
 
Razón más que suficiente, para el llamado que aquí venimos a formular de avanzar hacia la conquista de la libertad de Venezuela.

CUARTO: Declararnos solidarios asimismo con la convocatoria de la Mesa de la Unidad Democrática MUD a participar activamente en el acto convocado por ella, llamado LA TOMA DE CARACAS, a realizarse el 1 de septiembre próximo, y contribuir con todas nuestras fuerzas a hacer de ese acto, el histórico inicio de un proceso culminante que nos conduzca, en pleno ejercicio de nuestros derechos constitucionales, hacia la destitución de Nicolás Maduro por la vía democrática, a través del voto, por medio del Referendo Revocatorio y la posterior Convocatoria al Poder Constituyente, para lograr el restablecimiento del Estado de Derecho, el tejido institucional y la implantación de un gobierno democrático, eminentemente civilista, de Justicia, Libertad y Prosperidad para
todos.

QUINTO: Compartir la propuesta de la PROCLAMA de Voluntad Popular que en su punto CUARTO señala:

“Ante la posibilidad real de que el régimen decida impedir las vías electorales o cercenar el derecho constitucional de sustituir a este gobierno, asumimos el
compromiso de organizar y convocar a un gran proceso de desobediencia civil
nacional que no descansará hasta lograr la libertad de toda Venezuela.”

Respaldamos esta propuesta en virtud de las permanentes amenazas a nuestro ejercicio ciudadano, a las reiteradas violaciones de los Derechos Humanos, a las persecuciones políticas e ideológicas, a la censura a la libertad de expresión y de pensamiento, al uso del poder judicial como maquinaria de exterminio político y al permanente acoso del régimen
de Nicolás Maduro contra la pluralidad democrática, y también en concordancia con esta denuncia de Almagro que confirma nuestra posición: “procura mantener el poder negando al pueblo la posibilidad de decidir mediante el voto, recurriendo a la violencia contra quienes manifiesten o tienen otras opiniones y sobre quienes votan las leyes”

Nos sumamos, pues, y sin mayor dilación, a dicho Movimiento de Lucha Cívica Nacional, no sin antes recordar, que la Constitución Nacional establece que el primer deber de cada venezolano, de las instituciones del Estado y de la Fuerza Armada Nacional, es la defensa de la plena libertad de los ciudadanos, el sostenimiento de la Constitución y la vigencia de la democracia, e invitamos a todos los venezolanos conscientes de la gravedad del momento que vivimos, y urgidos por la necesidad de restablecer el Estado de Derecho y resolver a la mayor brevedad, el grave estado de crisis humanitaria en que nos encontramos, y asumimos pues, este proyecto sin más demora, para el restablecimiento de la República Democrática, que garantice todos los derechos para todos los venezolanos, y restablezca la libertad y el camino de la unidad y la reconciliación nacional.

Caracas, 29 de agosto de 2016.

domingo, 28 de agosto de 2016

Del Poder Popular al Liderazgo Colectivo

Liderazgo Colectivo o muerte de los sueños

 

Por:
Virginia Contreras Abogada, experta en Seguridad.


El tema del referéndum revocatorio (RR) en Venezuela sigue más latente que nunca. Cierto sector de la oposición venezolana, liderado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y muy especialmente por el Gobernador del Estado Miranda Henrique Capriles, han llamado a una marcha para el próximo 1 de septiembre a fin de protestar y presionar al Consejo Nacional Electoral (CNE) para que fije la fecha en que se realizaría la consulta popular.

Del RR es mucho lo que se ha dicho, más aun cuando existe la sospecha fundada de que este no vaya a realizarse, debido a las descaradas e ilegales tácticas dilatorias del  organismo electoral.

Una de las críticas que comúnmente se escuchan en relación con dicha consulta es la interrogante sobre el porqué la MUD, en vez de iniciar los trámites para la consulta al inicio del año 2016, espero hasta 4 meses después para hacerlo, dándole así al Gobierno Nacional la mejor excusa para colocar todas estas piedras en el camino que estamos viendo.  La razón de tal dilación es algo que permanecerá en el misterio, y que a la hora de la verdad en estos momentos carece de relevancia.  No obstante hay un aspecto en relación con esto que merece nuestra atención, porque ha marcado la actuación de la sociedad venezolana por lo que va de todos estos años de gobierno bolivariano, y que podría explicar el porqué, a pesar de los grandes esfuerzos que se han hecho para salir de esta pesadilla que representa el llamado “Socialismo del Siglo XXI”, no ha podido ser.

Todas las sociedades del mundo, y la venezolana no es una excepción, están conformadas por personas de diferentes creencias e ideologías, incluso dentro de las mismas organizaciones políticas. Un ejemplo gráfico fuera de nuestras fronteras, es el caso del candidato presidencial del Partido Republicano de los Estados Unidos, Donald Trump, el cual después de infinidad de críticas y hasta desplantes de los propios miembros del partido, termino imponiéndose con una candidatura anti partido por encima de sus rivales verdaderamente republicanos.  A pesar de la situación política venezolana, en la cual la mayoría de los derechos constitucionales están conculcados por el Gobierno, cada ciudadano posee el libre albedrio para dar a conocer sus ideas frente a sus semejantes, o por lo menos para intentar hacerlo. En el caso particular del RR, es cierto que un sector representado por la MUD probablemente se tomó más tiempo que el requerido para interponer la solicitud de su realización, creando con esto una serie de críticas sobre la efectividad de la agrupación.
Ahora bien, la pregunta que muchos deberían hacerse es ¿en dónde estaban los otros sectores de la sociedad venezolana, que en vez de esperar a que la referida organización actuara, no lo hicieron antes, y permitieron que transcurriera irremediablemente el tiempo hasta llegar a la situación actual?

Esta pregunta que muchos nos han planteado dentro y fuera del país, nos lleva a entender la verdadera realidad de Venezuela. En esta, a pesar de que la crisis arremete contra todo el mundo, todavía permanecen intactas las corrientes individualistas que caracterizan al liderazgo tradicional, dejando a un lado las bondades del liderazgo colectivo que se han venido destapando en estos últimos tiempos en el mundo, y que han logrado derrocar gobiernos, desarrollar empresas y hasta servir como áreas de estudio en las más importantes universidades e instituciones académicas internacionales.

En el caso de Venezuela, aun cuando la mayoría de los ciudadanos manifiesta su rechazo al Gobierno Nacional, a la hora de actuar se sienten impedidos de hacerlo porque existen otras organizaciones, o personalidades que tal vez hasta sin proponérselo, impiden la ejecución de cualquier otra iniciativa que no sea la suya, o por lo menos la realización de estas sin la autorización tacita o expresa de la agrupación. Esto es tan cierto, que a pesar de escucharse algunas otras propuestas para intentar lograr salir de la crisis, dichas propuestas son consideradas prácticamente como una afrenta al liderazgo de la MUD, o de alguno de sus más notorios miembros, y sus propulsores son vistos casi como enemigos de la misma, e incluso hasta son acusados de ser afectos al oficialismo.

El problema no es solo que se impida la disidencia dentro de una sociedad que se dice libre, y que paralelamente está luchando por retomar la senda de la democracia. El drama radica en que con esta actitud se condena a toda esa sociedad a asumir los errores y las consecuencias de las estrategias que un sector- que aun con la mayor buena fe del mundo, pero sin consultarle a nadie-  pudieran cometer.

Muy probablemente por mero populismo, el Presidente Chávez introdujo como elemento fundamental de su política lo que él se encargó en denominar “el poder del pueblo”. Con esto garantizaba Chávez la adhesión, casi hipnótica, de un gran sector de la sociedad venezolana. A este sector, compuesto por los más desposeídos, se les hizo ver que eran “ellos” y no Chávez quienes asumían el liderazgo del país, y que solo el Gobierno haría lo que aquellos decidieran, ya fuera mediante referendos, elecciones, o meras decisiones dictadas en los entornos de los Consejo Comunales. Lo que Chávez nunca les dijo a estas personas es que al final, quien tenía la última palabra era el propio Presidente de la Republica.

Lo importante de este poder del pueblo, es que con esto el gobierno revolucionario hacia ver  a sus adeptos como “suyo” lo que en realidad era una mera política gubernamental. Así, cuando se votaba en el referéndum consultivo por la reelección indefinida, quienes apoyaron la propuesta sentían que esa reelección les garantizaría no la permanencia física de un caudillo, sino la extensión del poder popular que este les había entregado. Esto vino desarrollándose en todas las acciones que el gobierno venia ejecutando, incluso en aquellas medidas coercitivas como las expropiaciones, en donde los seguidores de aquel se veían reivindicados al apreciar que quienes poseían propiedades-que supuestamente les habían sido robadas al pueblo- ahora obtenían su castigo. El milagro de Chávez se basó en hacer sentir a su gente participes de las acciones que se tomaban, y dueños de un proyecto que les pertenecía por derecho propio.

Esto no necesariamente existe hoy en día en Venezuela, o por lo menos no con esa pasión con que la sociedad agrupada en los sectores más golpeados económicamente, sentía por los proyectos socialistas.  Todos quieren salir de la crisis. No obstante, no todos sienten como suyas las propuestas que hacen los demás. Podrán salir a marchar mil veces, pero aun cuando las medidas a ejecutar los beneficien, no necesariamente las verán con sentido de pertenencia;  y sin esto no hay quien de la vida por nada.

La dinámica política e incluso económica actual, ha venido caracterizándose por la asunción de una responsabilidad colectiva. El liderazgo colectivo no significa que desaparezcan los líderes individuales, sino que estos hagan una “causa común” capaz de integrar a todos, y de hacerlos entender que si alguien gana todos ganan, pero que igualmente si uno pierde, las consecuencias serán negativas para todos. El liderazgo colectivo implica la adhesión, no a la MUD, ni a un personaje de esta, sino a una causa, y esa causa no puede ser otra que Venezuela.  El liderazgo colectivo no es visto como un mecanismo de control, sino de cooperación.  El liderazgo colectivo implica compromiso, y no puede entenderse como un liderazgo tradicional, de modo jerárquico; y es que lo que lo caracteriza es su identificación con los valores de todos y no con los intereses de unos pocos.

Este liderazgo colectivo fue el que logro, aun con la ayuda de otros factores, los triunfos en las llamadas  “revoluciones de colores”. Una de ellas fue la “Revolución Naranja”, desarrollada en Ucrania, y cuyo líder fue Víktor Yuschenko, (ex Presidente de la República de Ucrania entre 2005 y 2010).  Casualmente, hace algún tiempo, el Sr. Yuschenko, le escribió una emotiva carta al hoy preso político, Leopoldo López, enviada a la cárcel en donde este se encuentra. Si hay alguien que sabe de la necesidad de asumir liderazgos colectivos, es precisamente Yuschenko, cuyos asesores hoy en día no entienden por qué si bien las agrupaciones políticas venezolanas les han consultado sobre la posibilidad de desarrollar estas estrategias en Venezuela,  han asumido todo,  menos cuando se trata de aplicar el liderazgo colectivo.
Faltan casi dos años para que Nicolás Maduro de por finalizado su mandato a la presidencia de Venezuela. Son muchas las situaciones que se producirán hasta entonces, así como habrá muchas posibilidades de establecer estrategias al respecto. De no entenderse la realidad del país y la necesidad de incluir a toda la sociedad venezolana en un mismo proyecto, el riesgo no será la ausencia del liderazgo colectivo, sino eventualmente la producción de un suicidio colectivo.

 

 

Los militares en la encrucijada

 LOS MILITARES EN LA ENCRUCIJADA

¿Qué sienten al ver la Patria devastada, expoliada y escarnecida por la barbarie castrocomunista a la que en un giro absolutamente incomprensible y aberrante respaldan y sin cuyo respaldo desaparecería de la faz de Venezuela en asunto de días? Es una pesada factura de la que deberán rendir cuenta más temprano que tarde. ¿O alguien cree que esta dictadura es eterna y no tiene los días contados?

Antonio Sánchez García

Twitter: @sangarccs



            Llegar a Venezuela aventado por los militares golpistas chilenos, ensañados en una guerra mortífera y total contra los sectores populares y sus partidos políticos, y capaces de horrendas prácticas de sevicia, persecución, acorralamiento y muerte de los sectores democráticos – poco importan las razones, que la vileza y la inhumanidad no tienen justificación – me produjo un muy hondo impacto emocional. La misma noche de mi llegada, el último lunes de junio de 1977, viví la insólita experiencia de compartir con mis compañeros filósofos llegados hacía algunas horas de Europa, los Estados Unidos y Latinoamérica para participar en un Seminario Latinoamericano de Filosofía organizado por el Dr. Ernesto Maiz Vallenilla, él mismo un filósofo de gran renombre, entonces fundador y rector de la Universidad Simón Bolívar y uno de los más destacados intelectuales latinoamericanos, un muy grato intercambio coloquial nada más y nada menos que con el propio presidente de la República, Carlos Andrés Pérez. En la conversación estábamos Marco Aurelio García, brasileño, luego asesor de Lula y Dilma, y yo, ambos militantes del MIR chileno. ¿Imaginable algo parecido en el Chile del general Augusto Pinochet Ugarte y su feroz dictadura militar, que ya había prácticamente exterminado a los líderes históricos de nuestro partido?

            Venezuela era por entonces una ejemplar democracia social, refugio de los perseguidos por las feroces e inhumanas dictaduras militares del Cono Sur y  Brasil, y desde su misma constitución democrática luego del derrocamiento del general de ejército Marcos Pérez Jiménez y su dictadura militar, la única alternativa estratégica a las dictaduras de ambos signos, contra las cuales Rómulo Betancourt empuñó a riesgo de su vida la letra y la espada: las de la extrema derecha y las de la extrema izquierda. Enfrentando incluso la tolerancia del “Imperio” con las de derecha. Era una democracia centrista, asediada y combatida, como todas las democracias de la región, por el asalto inclemente del castroguevarismo, al que el modelo betancouriano era la única alternativa posible. Y por lo mismo sujeta a actos reprobables como interrogar hasta darle muerte a quienes se habían propuesto liquidarla de raíz. ¿O es que Jorge Rodríguez, el padre de dos de las figuras más emblemáticas de la reinante dictadura venezolana y responsables del asedio, percusión, encarcelamiento, tortura y asesinato de los demócratas venezolanos y de la crisis humanitaria a la que han empujado a treinta millones de venezolanos, pretendía otro proyecto que esta misma siniestra asfixia de nuestra libertad, nuestra prosperidad y nuestro progreso, secuestrando a empresarios como al norteamericano presidente de la Owens Illinois de Venezuela y asesinando a soldados venezolanos en sus invasores ataques guerrilleros? Ángela Zago, una de las guerrilleras de entonces, lo ha reconocido con la hidalguía de que no son capaces los Rodríguez hijos: quien a hierro mata que no pretenda morir a sombrerazos.

Sus fuerzas armadas habían combatido exitosamente esa siniestra tenaza desde ambos extremos montada para asfixiar los afanes libertadores del continente, habían defendido el Estado de Derecho venezolano, seriamente amenazado por militares golpistas de derechas y por la insurrección de las guerrillas castrocomunistas de extrema izquierda. ¿Cómo no sentir auténtica admiración por unas fuerzas armadas que servían con profesionalismo y gran espíritu constitucionalista al mantenimiento del orden jurídico e institucional en el que por ese y otros motivos – dos sólidos partidos democráticos de centro, AD y COPEI – eran perfectamente capaces de sostener una verdadera democracia social? Que, más allá de sus imperfecciones, representaba una magistral alternativa al delirio insurreccional del castrocomunismo en el que por entonces militábamos. ¿Cómo no entender, asimismo, el odio recalcitrante de Fidel Castro hacia Rómulo Betancourt, odio que trasminara a la intelectualidad latinoamericana, tal cual nos lo cuenta Mario Vargas Llosa en su prólogo al admirable e imprescindible escrito de Leopoldo López, Preso pero libre: “Yo recuerdo el odio que teníamos a Betancourt los jóvenes de mi generación cuando creíamos que la verdadera libertad estaba en Marx, Mao y en la punta de un fusil”. El dictamen del propio Vargas Llosa ante esta insólita ceguera del más servil fanatismo filo cubano no tarda un segundo: “Vaya insensatos y ciegos que fuimos. El que veía claro, en esos años difíciles, fue Rómulo Betancourt.”[1] Y muy por supuesto: no nosotros.

            Si los resabios de antimilitarismo con el que cargaba por esos años necesitaran de un último empujón para rendirse ante el hecho más que evidente de que los soldados venezolanos eran de otra estirpe, en muchos sentidos admirable, la experimenté al convivir y rozarme con algunos de ellos. Pude disfrutar de la amistad de Mario Iván Carratú Molina, de Huizi Clavier y de los generales Fernando Ochoa Antich y José Antonio Olavarría, entre algunos otros. Que un civil de procedencia marxista pudiera departir con tanta confianza y cordialidad con uniformados de alto rango era una experiencia, por lo menos en aquellos años de la guerra de los militares chilenos contra los demócratas, absolutamente inimaginable. No creo que esa realidad haya cambiado un ápice. Los militares, marinos y aviadores venezolanos eran, en el mundo uniformado del hemisferio de entonces, clase aparte. Demócratas, de extracción popular y profundamente comprometidos con la democracia. En cuya defensa no trepidaron en dar sus vidas.

            Algo muy profundo, muy pervertido y muy propio de nuestro pecado original, al decir de Tocqueville - el militarismo caudillesco -, debió brotar por esos mismos años para que ese perfil democrático, constitucionalista, sacrificado, profesional y leal al sentido nacional de los militares venezolanos se revirtiera hasta alcanzar el colmo de la traición al sagrado juramento a la bandera: permitir que la Patria fuera asaltada, conquistada y poseída, sin disparar un solo tiro, por las fuerzas extranjeras representada por los ejércitos cubanos. Y que uno de los suyos llegara al extremo de entregar nuestra soberanía a una isla miserable, tiranizada desde hacía más de medio siglo, y preferir exhalar su último suspiro bajo el cielo de esos sátrapas, lejos de su tierra, sus querencias y sus seguidores. Legándoles las riquezas de sus mayores a través de un agente al servicio de esa abyecta tiranía.

            ¿Cómo entenderlo? ¿Cómo no sentir confusión y asombro ante tamaña villanía? ¿Qué siente un alto oficial venezolano cuando se entera de los horrendos crímenes cometidos en la más absoluta impunidad por cientos de poderosas bandas organizadas que secuestran, asesinan y asaltan a diario, con armamento sofisticado y propio de nuestras fuerzas armadas, sin que ni siquiera tales hechos abominables trasciendan a los medios nacionales, secuestrados de facto por el dinero, el poder y la sevicia de los gobernantes, a los que sirven? ¿Para qué entonces nuestras fuerzas armadas? ¿Para reprimir a su pueblo y bajar la testuz ante el invasor extranjero y el hamponato impune?

            ¿Qué sienten al ver la Patria devastada, expoliada y escarnecida por la barbarie castrocomunista a la que en un giro absolutamente incomprensible y aberrante respaldan y sin cuyo respaldo desaparecería de la faz de Venezuela en asunto de días? Es una pesada factura de la que deberán rendir cuenta más temprano que tarde. ¿O alguien cree que esta dictadura es eterna y no tiene los días contados?


[1] Leopoldo López, Preso pero libre, Caracas, 2016, pág. 14.

Frases del Padre Lenin Bastidas que no debes dejar de leer




Frases del Sacerdote Lenin Bastidas, durante el servicio religioso del domingo 28 de agosto del 2016, en la casa comunal de la urbanización El Orticeño. Palo negro, edo.  Aragua:

 
1) Venezuela es una bendición. Venezuela es un templo invadida por mercaderes. Hay que expulsarlos del templo. 

2) Yo no estoy convocando a la marcha del 1S. Mi propósito es una vigilia en el CNE para exigir el cronograma de realización del RR. 

3) Esta es una escuela. De ahora en adelante, tenemos que aprender a elegir a nuestros gobernantes. Elegir aquellos con elevado carácter moral y los conocimientos (el perfil) para ejercer los cargos de gobierno. Esto debe aplicarse desde la reflexión para la elección de Presidente de la República hasta la elección de concejales municipales. 

4) Estamos muy cerca de salir de este 10% que tiene pasando trabajo al 90% de la población, sin importar el hambre, la delincuencia o la escasez general. Esto es irreversible.
5) Estoy dispuesto a dar mi vida por esta misión pastoral, por ello le pido a la gente que me deje caminar solo. Mi muerte solo acelerará la salida de estos "mercaderes".

6) Estamos es un momento histórico. Estamos rescatando la justicia y la fe, sin importar el credo que profese. 

7) Estamos siendo gobernados por ladrones. Estos ladrones nos han robado muchas cosas, pero lo principal que nos han robado es la paz. Si no tenemos paz, nos enfermamos.

8) (Al momento de la ofrenda) No. No quiero dinero. Lo único que vamos a ofrendar es nuestro corazón. 

9) No tengo cuenta de Twitter. No sé manejar computadoras. Así que no crean en llamados hechos por mi, a través de cuentas en redes sociales que estén a mi nombre.

10) De aquí voy al campo de Carabobo (si me dejan llegar). *A las 3 pm, estaré en "El Siglo", realizaré una caminata hasta la Plaza "Bolívar"* y de ahí,  salgo a Caracas. 

11) He hecho un llamado a la CEV porque ya basta de palabras. Hay que ejercer acciones que denuncien el ladrocinio de esta gente. Basta de mentiras. La mentira hace decaer la fe.

12) Soy un rebelde, por eso hago esto. Esta misión no es contraria al evangelio. Me cansé de ver niños morir de hambre. De ver gente morir de hambre. 

13) Te pedimos Señor, sanes nuestros corazones, nuestra mente, nuestro espíritu y por qué no? Nuestro cuerpo. 

Ing.  Lenis Matute. _MIng_ en Procesos. Profa. UCV.  Facultad de Agronomía.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Preso pero libre. Testimonio de una infamia

PRESO PERO LIBRE

TESTIMONIO DE UNA INFAMIA

Esa es la causa de Leopoldo López, esa su circunstancia: la salvación de Venezuela.


Antonio Sánchez García 

@sangarccs

A Antonieta Mendoza de López

“Coincido mucho más con ellos en las ideas que con estos falsos revolucionarios que con lenguaje izquierdista destruyen a su país después de saquearlo.”

Felipe González

            Un juicio tan pervertido y amañado como los que signaron “la justicia del horror” nacionalsocialista durante los aterradores años del Tercer Reich, decidió, como Hitler y sus sicarios  decidían de la suerte de millones de judíos escogidos como víctimas mortales de sus infamias y delirios, Stalin y Mao de los millones de sus víctimas asesinadas en sus campos de concentración y Castro dejara pudrir en sus mazmorras a quienes en su momento encabezara Huber Matos en ese via crucis carcelario tan propio del marxismo leninismo, que Leopoldo López Mendoza debía ser crucificado en vida en la prisión de Ramo Verde. Luego de las ridículas formalidades de rigor, testigos falsos y alegatos de una mendacidad inconcebible, los lacayos de Maduro y Cabello acordaron enterrarlo en una celda a propósito para someterlo a las más inmundas sevicias, como vaciarle baldes de excrementos a través de los barrotes, requisarle todos sus escasos bienes, impedirle descansar y humillar a su madre y a su esposa con las clásicas violaciones a la intimidad femenina propia de seres pervertidos y rufianes. Pretenden mantener el Poder durante tantos años más como para condenarlo a catorce años. Es la decisión, son los propósitos. Por los tiempos que corren, no se saldrán con las suyas.

            Dios ciega a los que quiere perder, reza el refranero. Los ciegos de Miraflores deambulan por sus corredores vacíos mientras escarban hasta las últimas riquezas. Creyendo que esta vez tendrán la fortuna que no tuvo Pérez Jiménez. Que podrán gobernar otros cuarenta años, como lo han logrado los Castro en Cuba. Y que sus pescuezos realizarán el milagro de retoñar tras recibir el justo castigo del filo de las espadas.

            Un juicio desapasionado y un balance de la situación de las fuerzas enfrentadas no puede menos que concluir que al sátrapa el tiro le salió por la culata. Tras los 31 meses de cárcel, Leopoldo está más fuerte, su causa más extendida y sus objetivos democráticos más enraizados en la sociedad venezolana que cuando le fueran arrebatados sus derechos ciudadanos. Mientras, Maduro y su régimen se encuentran infinitamente más debilitados, su autoridad mermada y el rechazo mundial definitivamente acrecentado en relación al estado en que se encontraba cuando lo encerró. Tras el asesinato de medio centenar de jóvenes que ofrendaran sus vidas en defensa de la causa de la libertad propiciada por Leopoldo López, ni el temor ni el miedo han hecho merma en la voluntad del rechazo nacional e internacional a la dictadura: el rechazo a Maduro y su régimen ha pasado al odio y las matanzas, en vez de debilitar, han fortalecido la voluntad contestataria de la ciudadanía venezolana.

            Imposible negar que desde la cárcel, con su solo ejemplo y su sola presencia, Leopoldo ha continuado librando y ganando sus verdaderas batallas. Que jamás, exactamente como en el caso de Antonio Ledezma, Daniel Ceballos y las decenas de restantes presos políticos, se redujeron a la estricta defensa de sus propias causas, lo que en absoluto hubiera sido condenable, sino siempre en defensa de la única causa hoy en cuestión en Venezuela y que atañe a treinta millones de venezolanos: el ultraje a la Constitución y la sistemática y cruenta violación de los principios constitucionales y de la libertad ciudadana, así como de la defensa y la integridad de la Patria humillada y ofendida.

Basta leer esa requisitoria extraordinaria expresada en ocho páginas de detallada y minuciosa denuncia al régimen dictatorial y a su principal responsable, el dictador Nicolás Maduro, así como de reafirmación del respaldo incondicional del diplomático de mayor jerarquía en el concierto hemisférico – Luis Almagro, Secretario General de la Organización de Estados Americanos – para comprender la razón de tan porfiada reafirmación de derecho: la causa de Leopoldo López, como la de Ledezma y Ceballos – los más emblemáticos y representativos de nuestros presos de conciencia – se confunden y son una sola y misma con la causa del aherrojado, expoliado y encarcelado pueblo venezolano.  Su encarcelamiento es el encarcelamiento de una sociedad humillada y ofendida, devastada y destruida. Su defensa es la defensa de esa Patria, de esa integridad nacional, de esas tradiciones libertarias. Y sólo un estúpido o un necio puede sostener sin traicionar la verdad de los hechos, que este régimen agónico se extenderá por otros 14 años.

Por ello, que nadie se asombre si al cabo de los meses los carceleros estén encarcelados y los encarcelados, en una prueba de soberbia y magnífica justicia, asuman la conducción de la República. Pues en ellos se cumple a plenitud la afirmación del filósofo español: “yo soy yo y mi circunstancia. Y si no la salvo a ella, no me salvo yo”.

Esa es la causa de Leopoldo López, esa su circunstancia: la salvación de Venezuela.

Maduro, ¿sale a presión?

Maduro, ¿sale a presión? 

Por José Luis Centeno S. 

Twitter: @jolcesal



Cuando el colapso del liderazgo democrático opositor pareciera llegar a su fin, surgen rivalidades en la MUD, o lo que es lo mismo, en el G9, e inconsistencias en la AN, que amenazan con profundizar la mutilación progresiva de los poderes públicos y de la sociedad civil ejercida por el régimen, y con ello acrecentar la percepción de que “En 2016 la AN es un elefante blanco (cosa decorativa) que no puede modificar la situación jurídica, económica o política de Venezuela, ni puede tumbar al Gobierno”, lo cual justificaría su disolución tal como es el propósito del Gobierno con ayuda del ente político por excelencia que se ha impuesto en Venezuela, el TSJ. Este escenario que se presenta como poco alentador, involucra perspectivas prometedoras ante la ficción de un Presidente llamado Maduro, eso sí, su materialización requiere mayor determinación e integridad, de una abnegación sin par que se haría necesaria también para convertir en votos los altos niveles de popularidad que registran actualmente Ramos Allup y Henry Falcón.

El reto en este momento es que millones de venezolanos sumidos en un estado de desesperación colectiva, haciendo colas gigantescas para ver qué consiguen para aliviar a sus respectivas familias, no caigan en un estado de frustración con respecto al anhelado cambio político, algo que les sucede a menudo cuando después de madrugar y calarse la mayor parte del día en una cola no ven llegar los ansiados productos de la cesta básica, obligados a retirarse a su hogares, derrotados por un sistema de abastecimiento que día con día anticipa un fracaso mayor. Ese sentimiento depresivo inenarrable se cierne sobre la Toma de Caracas y sobre todos los esfuerzos orientados a salir de esta narcotiranía, para más desgracia, ¡corrupta! El cambio se ha presentado como un faro de luz que la bruma de la decepción colectiva pudiese empañar hasta sumirlo nuevamente en el manto de oscuridad del cual se quiere salir.

El reto, o la premisa establecida por la mismísima MUD, es que antes de diciembre 2016 salga Maduro, parece no haber otra alternativa que afiance la confianza en las fuerzas democráticas alcanzada el 6D, tal como está planteado, por la vía de los votos, cosa alto difícil de suceder dada la actitud radical del régimen, quedando entonces la vía de una presión de calle que rompa las ataduras que aún nos mantiene atados a un proyecto de gobierno infame, algo que ha sido catalogado como “revocatorio de calle: revocar a Maduro y su narcotiranía con el  pueblo en la calle”. Sería “la segunda etapa del revocatorio del 6D”, Para más señas, “sin calle no sale Maduro”. Ahora bien, la AN debe dar muestras de una real disposición a salir de él, por ejemplo, declarando la falta absoluta de Maduro, por causas que inexplicablemente se han hecho a un lado desde que Henry y sus muchachos llegaron al parlamento nacional; omisiones de tal naturaleza, nos colocarían ante una actuación política opositora demagógica, no habría otra explicación si realmente se quiere salir de Maduro.

Si Maduro no sale a presión antes de diciembre 2016, la MUD puede morir en el intento, así de simple, porque así como la frustración, la depresión o la decepción invaden a millones de venezolanos al no ver llegar los alimentos que necesitan para sobrevivir, “así mero, se decepcionaran de una MUD que está levantando demasiadas expectativas precisamente cuando el régimen luce ganador”, diría mi amigo el Mexicano, luciendo no del todo desacertado en razón de la incertidumbre reinante sobre el cambio de rumbo político que se presentó como un hecho para el 2016, de tal manera que no solo hará falta presión sino también pasión en quienes levantaron una expectativa de cambio que como un espejismo, entre más cerca se ve, más se aleja.

Cualquier información o sugerencia por mi dirección electrónica jolcesal@hotmail.com, el teléfono 0426.1529612 o por mi cuenta en Twitter @jolcesal

martes, 23 de agosto de 2016

La pesadilla de Arturo Uslar Pietri

LA PESADILLA DE ARTURO USLAR PIETRI

¿Alguna extrañeza por la decisión mayoritaria del país de salir a la calle este próximo primero de Septiembre y no volver a casa hasta expulsar de Miraflores al Tonton Macoute que lo usurpa para servirle a sus amos extranjeros? Es lo lógico, es lo racional, es lo humano: ejercer la defensa propia antes que la traición, el hambre y las enfermedades nos dobleguen. Todos a la calle. El 1 de septiembre es el día del renacimiento de Venezuela. ¡Sálvala!





Antonio Sánchez García @sangarccs

            En uno de sus escritos sobre las perspectivas que imaginaba para Venezuela – son tantas sus obras que no recuerdo en cuál de ellas – Uslar Pietri, definiendo la naturaleza informe, invertebrada e invasiva del macrocefálico Estado venezolano y su función asfixiante sobre la iniciativa privada, en la que reconocía al único factor productivo de riqueza de la sociedad contemporánea, se imaginó la más aterradora de ellas: veía a Venezuela, en su peor pesadilla, postrada en una crisis terminal causada por su delirante populismo y sus pobladores reducidos a la más absoluta miseria, echados parasitariamente, semi inconscientes junto a las ubres de la vaca petrolera, ya exangüe y sin poder dar más de si.

            Treinta o cuarenta años después de esa apocalíptica anticipación de nuestra actual tragedia, mientras transito hacia mi casa, veo colas y colas de esos pesadillescos parásitos uslarianos pegados a las ubres de la exangüe vaca petrolera, a ver si el estado, ese ogro filantrópico del que hablaba Octavio Paz, uno de los contemporáneos de Uslar, les tira alguna limosna. Sea para saciar el hambre que ya les devora las entrañas, sea para comerciar con la miseria de sus semejantes. Por sus hábitos y maneras muestran su procedencia ajena al barrio hasta el que se han allegado de madrugada, para limosnear en los predios de la maldecida “burguesía” algo que llevarse al estómago. O a sus bolsillos. Ya se acabó lo que se daba mientras vivía el responsable mayor del parasitismo nacional. Ahora, a mendigar.

            Es una doble pesadilla: la real, que Uslar supo anticipar. Y la del propio Uslar, que llevado más por sus vísceras que por sus involuciones cerebrales, marcando la pauta de un país absolutamente desnortado,  se negó a comprender que el segundo Pérez, al que él, el golpismo al que no le hiciera asco, la izquierda vernácula y la actual dirigencia opositora en pleno le declarara la guerra a muerte, a quien le exigiera su renuncia a la cabeza de esa extraña troupe de golpistas de academia para así evitarle el inevitable golpe de Estado que comenzaba a propiciar no sin cierto escándalo – “el golpe es inevitable”, declaró a los medios poco antes de que se produjera en realidad -  y que terminara prediciendo en un inaceptable profetismo auto cumplido,  se encontraba precisamente tratando de cambiar esos nefastos paradigmas: el centralismo clientelar y estatista, por otros que le abrieran cauce a una sociedad emancipada.

            En un artículo que publiqué el  9 de enero de 2014, comentando el brutal asesinato de Mónica Spear, una ex reina de belleza y su esposo, hice  mención de lo que bien hubiera podido ser la contra propuesta a la pesadilla uslariana, y para lo cual Dios, en una porfiada decisión por hacernos las cosas más fáciles de lo necesario nos diera esa magnífica pero incomprendida oportunidad: “La mayor concentración de Poder y la mayor fortuna jamás vista en la bicentenaria historia republicana de Venezuela, que hubieran permitido no sólo el mantenimiento y la construcción de los mejores hospitales, las mejores escuelas y los mejores establecimientos sanitarios y educativos del hemisferio. Hubieran permitido darle mantenimiento a una infraestructura vial hoy en estado catastrófico, llenar de autopistas al país, modernizar la red vial de nuestras principales ciudades, repotenciar la industria petrolera hasta llegar a la producción anual de seis o más millones de barriles diarios, crear empresas productivas, autoabastecernos de todo lo que la población requiera, crear focos de desarrollo turístico, diversificar nuestra economía y multiplicar aún más nuestros recursos hasta ponernos al nivel de países mediterráneos como España e Italia, y sin ninguna duda situarnos a la cabeza de América Latina.”

            Dos y medio años después de escrita esa reflexión previa a la que llamara “la revolución de febrero”,  la pesadilla uslariana convertida en trágica realidad nacional exhibe sus llagas purulentas y sus tumefactas y agusanadas heridas, casi con desenfado  y atrevimiento, a pesar de lo cual y en una tozuda muestra de traición y entreguismo, el lacayo de los Castro aparta de un manotazo a la pobresía limosnera que reclama lo suyo para mantenerle los subsidios petroleros y monetarios a la tirana cubana, a la que en una abyecta muestra de sumisión insiste en enviarle sus miles de toneladas de petróleo diario y sus miles de millones de dólares anuales.

            ¿Alguna extrañeza por la decisión mayoritaria del país de salir a la calle este próximo primero de Septiembre y no volver a casa hasta expulsar de Miraflores al Tonton Macoute que lo usurpa para servirle a sus amos extranjeros? Es lo lógico, es lo racional, es lo humano: ejercer la defensa propia antes que la traición, el hambre y las enfermedades nos dobleguen.

            Todos a la calle. El 1 de septiembre es el día del renacimiento de Venezuela. ¡Sálvala!