COMUNICADO DE LA UNIDAD A LOS CIUDADANOS CIVILES Y MILITARES
Caracas, 21 de agosto de 2016
¡La ciudadanía está desesperada y
sometida a una situación extrema! La inseguridad, muertes producto del
hampa, hambre, desabastecimiento de alimentos, alto costo de la vida,
enfermedades, escasez de medicamentos, son parte de la terrible realidad
que exige a los políticos guiar, para lograr una salida de esta crisis
brutal, por la que estamos atravesando los venezolanos. ¡La Unidad
Nacional es vital!
Es un deber trabajar unidos con inclusión
y amplitud, reafirmando la transparencia y la valentía, con salidas
enmarcadas en la Constitución Nacional. Las recientes declaraciones de
la presidenta del Poder Electoral, lejos de solventar la crisis
institucional imperante en el país, pretenden profundizar el
desconcierto y la frustración, en los ciudadanos que impulsamos la
revocatoria del mandato del Presidente de la República, como respuesta a
su incompetencia e incapacidad para generar soluciones.
Si cedemos o renunciamos a nuestros
derechos, estaremos enfrentados a la historia, juez implacable cuya
memoria permanece en el tiempo, aprendamos de los errores y
reivindiquemos el sacrificio de tantos compatriotas. Cada una de las
victorias y derrotas han sido enfrentadas con un espíritu unitario,
capaz de distribuir las cargas y responsabilidades, donde sin duda el
aporte de todos ha sido fundamental.
La Unidad es más que una coalición
electoral de partidos políticos, se ha convertido en la aspiración
ciudadana para generar las transformaciones sociales y políticas para el
país.
¡La Unidad es fortaleza! Un referente
ético y moral, solo cuando reconoce y valora el innegable aporte de los
estudiantes, trabajadores, sindicatos, gremios, obreros, sociedad civil
organizada, voluntarios, profesores, amas de casa, empresarios,
empleados públicos, dirigentes políticos, militares y religiosos, en fin
todo aquel ciudadano que centra sus esperanzas en el rescate de la
República. ¡Unidos nada es imposible!
Hoy es irrenunciable apegarnos a la
institucionalidad en la toma de decisiones, garantizándoles a todos los
actores los espacios de debate y conducción política. La pluralidad es
la naturaleza de toda coalición democrática, y sus principios deben
promover el debate respetuoso de las diferentes posiciones tácticas para
cohesionar una estrategia en común, consagrada al propósito superior:
Remover democráticamente al régimen lo antes posible y articular un
Gobierno sustentable de Unidad Nacional capaz de reconstruir moral,
social, institucional y económicamente a nuestra Nación.
Promover reglas claras, termina siendo la
mayor garantía para alcanzar rápidos entendimientos; la participación y
la validación de compromisos es la verdadera Unidad. Esta nos blinda de
cualquier inaceptable acción que pretenda imponer una hegemonía de
pocos, sobre todo cuando luchamos contra la exclusión de un régimen
corrupto y mafioso.
Enfrentamos el totalitarismo del régimen y
a sus vicios, como expresión elevada de dignidad, donde amparados en la
virtud y el honor, proponemos un proyecto alterno, reivindicativo y
democrático dispuesto a modelar desde el ejemplo.
Los principios y derechos no pueden ser
sometidos a ninguna negociación y estamos llamados a defender el mandato
constituyente, expresado a través del voto en representación de la
innegable mayoría de la Asamblea Nacional. Ningún diálogo es capaz de
prosperar sin dos características previas: la igualdad de condiciones
entre las partes y la disposición a conversar para buscar soluciones.
Ambas se ven atacadas en las acciones de un régimen que mantiene como
prisioneros de conciencia a compañeros estudiantes, militantes y líderes
fundamentales de la Unidad.
Es oportuna la prevención que hace ante la crisis actual, la Conferencia Episcopal:
“El diálogo, del cual habla el
gobierno, comienza por el reconocimiento de la gravedad de la situación
en todos los órdenes y la manifestación de la voluntad mediante signos
visibles, de querer cambiar positivamente o transformar la situación. El
incremento del poder militar no solucionará los problemas éticos y
sociales. Un diálogo político sin metas precisas, sin fases definidas y
sin resultados previstos es inútil”.
Aprovechemos todo el respaldo y atención
de la comunidad internacional, para una estrategia en favor del cambio
democrático y oportuno, tal como lo expresó el Secretario General de la
Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro:
“La democracia requiere diálogo. Para
que este diálogo sea eficaz, debe ir acompañado de acciones. La
democracia no tiene nacionalidad. La democracia es más que una elección,
es libertad. Libertad de expresión, de asociación, de reunión. Es una
ciudadanía empoderada. Una judicatura independiente. Una estructura de
seguridad que tenga la confianza de la gente, del pueblo y que le rinda
cuentas. Es el ejercicio legítimo del poder dentro del Estado de
Derecho”.
Hoy en Venezuela no hay Estado de
Derecho, no hay gobierno democrático, no hay respeto a la separación de
poderes, no se respeta el pluralismo político, no se respetan los
derechos humanos, no hay transparencia ni probidad en el manejo de los
recursos públicos.
El diálogo demandado es nacional y para
serlo hay que escuchar al pueblo, y el pueblo lo que pide es respeto a
la Constitución, vale decir, acatamiento de su decisión de ir a un
innegociable referendo revocatorio a celebrarse este año 2.016.
Por otra parte, cumplir la promesa
electoral recogida en los acuerdos políticos suscritos por la Unidad, en
el documento del 25 de noviembre de 2.015 es una obligación de cara al
mandato recibido por millones de venezolanos.
Debemos dar prioridad al Proyecto de
País, antes que al líder llamado a conducirlo, el reto consiste
precisamente en promover un liderazgo colectivo fiel a este proyecto.
Por esta razón consideramos fundamental y
alentamos a participar en la manifestación ciudadana del próximo 1ero
de Septiembre: “Gran toma de Caracas”, no sólo para exigir fecha al CNE,
además es la oportunidad de manifestar de forma no violenta, pero con
irreverencia y fuerza, el derecho contemplado en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela en sus artículos: 5, 333, 347, 348,
349 y 350. La soberanía y el poder constituyente residen en el pueblo y
es nuestro deber restituir la democracia en defensa de la República.
Alertamos a los miembros de la FAN la obligación que tienen de cumplir
lo establecido en el artículo 328 de la Carta Magna, igualmente, lo
señalado en el artículo 68 y como venezolanos, la responsabilidad que le
establece el artículo 25 de la Constitución sobre la responsabilidad
civil, penal y militar, sin que puedan alegar “cumplimiento de órdenes
superiores”.
La Unidad debe ser con todos, para todos,
sin exclusiones y de proceder transparente, a la altura de las demandas
ciudadanas y consciente de la trascendencia de nuestra misión.
Suscriben las Organizaciones Políticas integrantes de la MUD
Carlos Blanco – Alianza Bravo Pueblo
Haydee Deutsch – Fuerza Liberal
Fernando Álvarez Paz – Gente Emergente
Gustavo Mujica – Izquierda Democrática
Jorge Valverde – Moverse
Julio Albarrán – Movimiento Republicano
Luis Velásquez – Progreso Social
Dip. Deyalitza Aray – Proyecto Carabobo
Dip. Carlos Eduardo Berrizbeitia – Proyecto Venezuela
Cjal. Jesús Gutiérrez – Unidos Para Venezuela
Irma López – Unidad Noe
Iván López – Unidad Visión Venezuela
Gral. Enrique Prieto Silva – Vamos Adelante
Henry Alviárez – Vente Venezuela
Diputados por la MUD
Richard Blanco, Juan Pablo García, José
Gregorio Aparicio, Edwing Luzardo, José Gregorio Hernández, Juan Vilera,
Juan Carlos Bolívar, Alexis Lamazares, Elías Bessis, Freddy Castellano,
María Verónica Rengifo, Nafir Morales, Lucia Castillo, Aura Hernández,
Magalvi Estaba, Gina Rodríguez, María Aular, Adela Otaiza, Andrea Leger,
Ana Morales, Carmen Serrada, Carlos Pinelly, Mary Ruiz, Andreina López,
Edmundo Prieto, Belkis Ulacio, Cristina Minerva Ortega, Noé Mujica,
Aranza Cordero, Carlos Bastardo, Omar González, Luis Barragán, Winston
Flores, Franco Casella, Omar Ávila.
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