Maduro, ¿sale a presión?
Por José Luis Centeno S.
Twitter: @jolcesal
Cuando el colapso del liderazgo
democrático opositor pareciera llegar a su fin, surgen rivalidades en la MUD, o
lo que es lo mismo, en el G9, e inconsistencias en la AN, que amenazan con
profundizar la mutilación progresiva de los poderes públicos y de la sociedad
civil ejercida por el régimen, y con ello acrecentar la percepción de que “En
2016 la AN es un elefante blanco (cosa decorativa) que no puede modificar la
situación jurídica, económica o política de Venezuela, ni puede tumbar al
Gobierno”, lo cual justificaría su disolución tal como es el propósito del
Gobierno con ayuda del ente político por excelencia que se ha impuesto en
Venezuela, el TSJ. Este escenario que se presenta como poco alentador,
involucra perspectivas prometedoras ante la ficción de un Presidente llamado
Maduro, eso sí, su materialización requiere mayor determinación e integridad,
de una abnegación sin par que se haría necesaria también para convertir en
votos los altos niveles de popularidad que registran actualmente Ramos Allup y
Henry Falcón.
El reto en este momento es que
millones de venezolanos sumidos en un estado de desesperación colectiva,
haciendo colas gigantescas para ver qué consiguen para aliviar a sus
respectivas familias, no caigan en un estado de frustración con respecto al
anhelado cambio político, algo que les sucede a menudo cuando después de
madrugar y calarse la mayor parte del día en una cola no ven llegar los
ansiados productos de la cesta básica, obligados a retirarse a su hogares,
derrotados por un sistema de abastecimiento que día con día anticipa un fracaso
mayor. Ese sentimiento depresivo inenarrable se cierne sobre la Toma de Caracas
y sobre todos los esfuerzos orientados a salir de esta narcotiranía, para más
desgracia, ¡corrupta! El cambio se ha presentado como un faro de luz que la
bruma de la decepción colectiva pudiese empañar hasta sumirlo nuevamente en el
manto de oscuridad del cual se quiere salir.
El reto, o la premisa establecida por
la mismísima MUD, es que antes de diciembre 2016 salga Maduro, parece no haber
otra alternativa que afiance la confianza en las fuerzas democráticas alcanzada
el 6D, tal como está planteado, por la vía de los votos, cosa alto difícil de
suceder dada la actitud radical del régimen, quedando entonces la vía de una
presión de calle que rompa las ataduras que aún nos mantiene atados a un proyecto
de gobierno infame, algo que ha sido catalogado como “revocatorio de calle:
revocar a Maduro y su narcotiranía con el
pueblo en la calle”. Sería “la segunda etapa del revocatorio del 6D”,
Para más señas, “sin calle no sale Maduro”. Ahora bien, la AN debe dar muestras
de una real disposición a salir de él, por ejemplo, declarando la falta
absoluta de Maduro, por causas que inexplicablemente se han hecho a un lado
desde que Henry y sus muchachos llegaron al parlamento nacional; omisiones de
tal naturaleza, nos colocarían ante una actuación política opositora
demagógica, no habría otra explicación si realmente se quiere salir de Maduro.
Si Maduro no sale a presión antes de
diciembre 2016, la MUD puede morir en el intento, así de simple, porque así
como la frustración, la depresión o la decepción invaden a millones de
venezolanos al no ver llegar los alimentos que necesitan para sobrevivir, “así
mero, se decepcionaran de una MUD que está levantando demasiadas expectativas
precisamente cuando el régimen luce ganador”, diría mi amigo el Mexicano,
luciendo no del todo desacertado en razón de la incertidumbre reinante sobre el
cambio de rumbo político que se presentó como un hecho para el 2016, de tal
manera que no solo hará falta presión sino también pasión en quienes levantaron
una expectativa de cambio que como un espejismo, entre más cerca se ve, más se
aleja.
Cualquier información o sugerencia
por mi dirección electrónica jolcesal@hotmail.com, el teléfono 0426.1529612 o
por mi cuenta en Twitter @jolcesal
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