“Cometer un error y no corregirlo es otro error” (Confucio)
Por Virginia Contreras
Era de esperar que el CNE hablara tramposamente y por ende la Mud debe cambiar o se queda sin adeptos y el país sin ciudadanos
Hace un par de días el Consejo Nacional
Electoral (CNE) informo al país su decisión sobre la oportunidad en que
el referéndum revocatorio (RR) solicitado por la agrupación política
opositora venezolana, “Mesa de la Unidad Democrática” (MUD), se
realizara. Entre otras cosas, el organismo señalo que el RR "pudiera
efectuarse a mediados del primer trimestre de 2017". La decisión
dictada por el ente electoral refleja una vez más su sumisión ante el
gobierno revolucionario, razón por la cual no debería haber asombrado a
nadie.
Desde principios de año el CNE ratifico
una vez más su absoluta parcialidad a favor del Gobierno Nacional, así
como continuo con su política obstruccionista frente a cualquier
actividad desplegada no solo por la oposición política del país, sino
por la propia Asamblea Nacional (AN). Tanto fue, que frente al proyecto
de Ley Orgánica sobre referendos que en abril comenzó a discutir el
poder legislativo, el cual había pasado la segunda discusión, el CNE
(comunicación del 4/4/2016), le advirtió a la AN que debido a que el
ente electoral poseía la iniciativa legislativa sobre Leyes electorales,
el proyecto de Ley Orgánica de Referendo que estaba siendo tramitado
allí se encontraba al margen de la Constitución por cuanto que el
organismo electoral no había tenido la iniciativa sobre ese Proyecto.
Muy posiblemente haya quien se aburra
cuando de leyes se trata, pero el caso es digno de mencionar, por cuanto
que resultaba evidente que estando en mora el CNE para presentar un
proyecto de Ley sobre referendos, jamás lo iba a hacer ante la AN ahora
en manos opositoras. Así, si el organismo electoral se abstenía de
presentar dicho proyecto, blindaba con esto las normas que con carácter
provisional ha venido dictando sobre la materia, e impedía por supuesto
que se establecieran disposiciones más concretas sobre RR, las cuales
pudieran facilitar la coronación de los sueños de tantos ciudadanos.
Resulta ocioso repetir la cantidad de
sinsabores que han padecido la mayoría de los venezolanos al apreciar
las públicas patrañas que el CNE ha venido ejecutando para dilatar un
proceso, que en tiempos de Hugo Chávez no hubiera durado más de dos
meses. Esto que decimos es tan cierto, que la propia presidenta del
CNE, en una publicación inserta en la página web del organismo (www.cne.gob.ve)
titulada “Solicitud de Referendo Revocatorio Presidencial. Exposición
al país, Agosto 2016”, señala orgullosamente el poco tiempo que demoro
el CNE en atender la solicitud del presidente de la Republica de
entonces para ejecutar todo lo relacionado con el referéndum para
aprobar la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, y para
posteriormente aprobar la Constitución de la Republica, hechos estos que
hay que reconocer que por su complejidad y por la cantidad de
participantes, resultaban un verdadero reto en materia procedimental.
Todas estas circunstancias, de dilación
del proceso, y obstruccionismo evidente, fueron conocidas por el grueso
de las organizaciones políticas opositoras que hacen vida en la conocida
MUD. Tanto así que algunos de sus miembros, viendo la amenaza de que no
pudiera efectuarse el RR este año, sugirieron la posibilidad de que la
recolección de firmas se realizara como un “plebiscito simbólico” en
contra del Presidente Maduro.
Ahora, cuando el CNE señala oficialmente
lo que ya resultaba más que evidente, lo que impresiona no es la
decisión del organismo, sino la actitud de asombro que frente a una
realidad por todos conocida demuestran líderes políticos y
representantes de la antes mencionada organización opositora. La
situación ha llegado a tal extremo, que todavía incluso hay quienes se
atreven a sugerir que “solo la presión en la calle hará que el RR se
realice este año”, pretendiendo tal vez con esto desconocer no solo una
decisión, que injusta o no, inconstitucional o no, ilegal o no, y
abusiva o no, emana de un organismo que posee no solo todo el apoyo del
gobierno revolucionario, sino de su apéndice judicial, el Tribunal
Supremo de Justicia.
¿Habrá alguien en su sano juicio capaz de
creer que porque la semana que viene salgan a la calle un millón de
manifestantes en contra de la decisión del CNE este cambie de opinión?
¿Puede alguien pensar que la Señora Presidenta del CNE dará una rueda de
prensa manifestando su desaprobación con la decisión dictada por el
organismo, y amenazando al gobierno con renunciar si el RR no se realiza
en el 2016?
Es entendible que frente a una medida
dictada por alguna autoridad, los ciudadanos tengan el derecho y hasta
el deber de manifestar públicamente su contrariedad, pero de allí a
hacerle creer a la población que su participación -a estas alturas en
que la decisión está tomada, y sin ni siquiera haberse iniciado la
recolección del 20 por ciento de las firmas- podrá cambiar la decisión,
es una situación que no solo resulta fantasiosa, sino, con todo respeto:
criminal.
La naturaleza humana suele ser muy dura
frente a hechos adversos producidos como consecuencia de la acción de
otros. Muy posiblemente en este caso sean muchos los que nieguen su
responsabilidad en relación con una estrategia que por lo menos hasta el
momento ha resultada equivocada. Pero aún bajo lo abrumadora que ha
podido resultar para algunos la referida noticia, más grave que haberse
equivocado en establecer una única estrategia sin considerar la
ejecución de un “Plan B”, resulta el persistir en equivocarse a
sabiendas que las consecuencias del error la están padeciendo 30
millones de venezolanos y no un partido político.
Más allá que la MUD desee por razones de
dignidad, y hasta de previsión política, continuar con la segunda etapa
del proceso revocatorio, y sin que esto signifique desmerecer muchos de
sus logros, es obvio que no puede seguir actuando sorda, ciega y muda
frente a lo que la sociedad y la comunidad internacional esperan. No
basta con consultar a unas bases políticas para saber qué se va a hacer
en las próximas semanas, o qué tipo de declaración en respuesta a tales
hechos realizaran el lunes. Tales acciones no le interesan sino a los
mismos integrantes de las organizaciones políticas. Lo que los
venezolanos siguen esperando es que terminen de una vez por todas de
olvidarse de intereses presidencialistas, y de costos políticos de estos
para las próximas elecciones presidenciales. Lo que la gente está
esperando oír no es el mea culpa del secretario general de la MUD, o del
presidente de la Asamblea Nacional. Lo que la gente pide a gritos es
que se incluyan todas las otras opciones que muchos venezolanos
habían presentado hasta el momento y que inexplicablemente se dejaron a
un lado. Lo que la gente quiere es que no solo se deje participar a
esas repetidamente mencionadas “bases” señaladas por los líderes
políticos, sino a la gente de bien, al que hace la cola para comprar
comida, al que habla en la radio, a la madre que no sabe cómo alimentar a
su bebe, y hasta al que recibe esas bolsas de miserias llamadas “Clap”.
Si esto no es posible hacerlo, pues que lo hagan otros.
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