A LA CAZA DEL LIDERAZGO DE
VOLUNTAD POPULAR
"Pues, ¿qué haremos
cuando la dictadura desconozca nuestro sagrado, legítimo, inalienable derecho a
someterla a un Referéndum Revocatorio este mismo año de Dios, como dicta,
ordena y manda nuestra Carta Magna?"
Antonio Sánchez García
A Leopoldo López
Por lo visto, los
analistas políticos que atribuyen el odio que alimenta la cacería montada por la
GESTAPO del régimen contra los líderes del partido Voluntad Popular al temor de
que reediten los estremecedores hechos de la revolución de febrero del 2014, están
descaminados. No leyeron la PROCLAMA aprobada por cinco mil jóvenes activistas
de Voluntad Popular hace algunos días tras sesudas y prolongadas discusiones de
su dirección nacional. Sus cinco puntos fundamentales constituyen una
descarnada e irrebatible descripción de la naturaleza dictatorial, represiva,
ladrona y hambreadora de la peor dictadura que conoce la región; comprueba que
los capitostes de esa dictadura, que sirven de manera lacayuna y obscena a la
tiranía cubana, no cederán sus espacios ante las masivas demandas del pueblo
sufriente y desesperado que exige la salida urgente e inmediata de Nicolás
Maduro y el desmontaje y desalojo de la régimen militar que lo respalda;
concuerdan con la exigencia de la MUD, a la que también pertenecen, por
celebrar este mismo año el Referéndum Revocatorio reconocido como un derecho
constitucional inalienable del pueblo soberano. Y perfectamente lúcidos y conscientes
de que los despojos sobrevivientes de esta satrapía, cordón umbilical de la
tiranía cubana a la que mantiene con vida, no tienen ni las ganas ni la
autonomía como para aceptar el desalojo que un RR haría imperativo, los activistas
de Voluntad Popular se comprometen a convocar a la desobediencia civil de
carácter nacional que, en base a los artículos 333 y 350, imponga la salida del
sátrapa, el desalojo de la satrapía y la conformación de un gobierno de unidad
nacional encargado de convocar a una asamblea constituyente al más urgente e
inmediato de los plazos. Para abrirle a Venezuela las puertas al futuro.
No están solos en
esta cruzada. Y están en la vanguardia porque expresan el más hondo sentimiento
popular soberbiamente manifestado ayer en la madre de todas las marchas. Coincidiendo
en ese respeto con VENTE VENEZUELA, VENEZUELA SOBERANA, ABP, las bases de todos
los partidos opositores y la inmensa mayoría de los venezolanos políticamente
conscientes de la profundidad del abismo en el que nos encontramos. Y la
criminal miopía y tozudez del régimen en reconocer que su fin ha llegado.
¿Qué movió al más
de un millón de manifestantes activos y a los millones y millones de
venezolanos que estuvieron de corazón junto a los caraqueños, fieles al ejemplo
de nuestros padres fundadores, sino la exigencia de la inmediata salida de la
pandilla de forajidos que se aferran a los faldones del sátrapa y a los cañones
de Vladimir Padrino y Raúl Castro? ¿Más
razones para que los agentes de la policía política de la satrapía, muy
probablemente controlada por el G2 cubano, consideren de urgente y vital necesidad
encarcelar a sus máximos dirigentes, como hiciera con Leopoldo López en febrero
de 2014, lo haya condenado sin prueba condenatoria alguna y burlando todo
principio jurídico del debido proceso a 14 años de cárcel y espere no sólo que
los cumpla en la cárcel de una tiranía que sobreviva esa misma cantidad o más
de años, sino que lo haga acompañado de la máxima dirigencia de su partido?
Esas, no otras son
la razones que llevaron al SEBIN a detener y encarcelar a Yon Goycoechea, las
mismas que bastaron para emitir una orden de aprehensión contra el alcalde de
El Hatillo, David Smolanski, las que acaban de secuestrar a Delson
Guarate, alcalde del municipio Mario Briceño Iragorry del Estado Aragua y
las que quisieran consumar al más breve plazo contra toda la dirigencia
opositora, convirtiendo a Venezuela en un gigantesco campo de concentración.
Son las que mantienen de rehén al alcalde metropolitano Antonio Ledezma, a
Daniel Ceballos y a las docenas y docenas de jóvenes universitarios encerrados
en las mazmorras de la Tumba, el Helicoide y las otras inmundas cárceles del
interior de la República. Las que inhabilitaron a la diputada electa con la mayor
cantidad de votos, y mujer ejemplar al frente de la lucha por la libertad,
María Corina Machado. Las que permiten el brutal ejercicio criminal del
hamponato como forma de amedrentar y mantener encerrados en sus hogares a los
hombres y mujeres que nada quisieran con mayor ardor que empuñar lo que
encuentren a su alcance para restablecer el orden, la justicia, la prosperidad
en sus hogares.
¿Por qué ellos, sobre todo
los dirigentes de Voluntad Popular y no los de Primero Justicia, Acción
Democrática y un Nuevo Tiempo, con la notable excepción de Manuel Rosales? Por
ahora, porque las dirigencias de esos partidos parecen dispuestos a conciliar
con la dictadura, darle largas a su existencia y permitir que sobreviva hasta
que se le agote la cuerda. Pacífica, electoral, constitucionalmente. Con el
auxilio del Sr. Zapatero y los miembros de la UNASUR. Y la ayudita de Barak
Obama – por ahora – y del papa Francisco – por los años que le queden de vida. Pero
que nadie se llame a engaño: exactamente como en el extraordinario poema del
sacerdote alemán Martín Niemöller:
«Cuando los nazis vinieron a
buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los
socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los
sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a por los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a por
mí,
no
había nadie más que pudiera protestar.»
Son diferencias de naturaleza estratégica que conducen a
profundas diferencias tácticas. Que el régimen se siente en la obligación de
aplastar, malversar y manipular para sembrar y acrecentar las divisiones que le
han hecho posible sobrevivir a la debacle apocalíptica que ha generado. ¿Son
diferencias insuperables? Como bien lo pusiera de manifiesto el monumental
éxito de la Marcha de este 1 de septiembre, ejemplarmente unitaria,
voluntariosa y decidida, no sólo son perfectamente superables sino que se
encaminan a su definitiva superación. No por la genialidad y voluntad de las
dirigencias, sino por la fuerza de los hechos: la crisis nos empuja al abismo y
el derecho a la autodefensa hará perentorio enfrentarse en un todo por el todo
a la satrapía hambreadora y asesina de Nicolás Maduro.
Pues, ¿qué haremos cuando la dictadura desconozca nuestro
sagrado, legítimo, inalienable derecho a someterla a un Referéndum Revocatorio
este año de Dios? ¿Chuparnos el dedo? Entonces se verá la naturaleza
premonitoria del punto Cuarto de la PROCLAMA de VOLUNTAD POPULAR, así sea
estrictamente condicional y no impositiva, que reza:
“*Cuarto*, ante la posibilidad real de que el
régimen decida impedir las vías electorales o cercenar el derecho
Constitucional de sustituir a este gobierno, asumimos el compromiso de organizar
y convocar un gran proceso de desobediencia civil nacional que no descansará
hasta lograr la libertad de toda Venezuela.” Si nos impiden realizar las
elecciones, todo el pueblo deberá organizarse de forma masiva, simultanea,
indetenible con disciplina cívica y no violenta en una gran movilización
nacional en la que millones de venezolanos tengan la decisión de proseguir en
su lucha hasta restituir la democracia en nuestro país.”
Es la palabra de VOLUNTAD POPULAR. Es una santa palabra.
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