¿Cómo medir la efectividad del diálogo?
Por Virginia Contreras
Análisis aplicando el “Manual de Planificación, Seguimiento y Evaluación de los resultados de desarrollo del PNUD
A raíz del reinicio del dialogo entre el
Gobierno de Venezuela y la agrupación opositora, Mesa de la Unidad
Democrática (MUD), han surgido una serie de interrogantes imposibles de
obviar. Estas, además de haber trascendido a la opinión pública
internacional, se han convertido en factor de duda y de discordia entre
quienes abogan por el dialogo y sus detractores.
Una de las características de las
sociedades democráticas es precisamente la discusión, y hasta las
críticas en relación con cualquier aspecto que comprometa los intereses
de sus miembros. Proviniendo las acciones de seres humanos, y recordando
que estos no son infalibles, es obvio que al no existir soluciones
perfectas la duda y las críticas no solo deban de existir, sino que
deberían ser bienvenidas. En el caso de Venezuela no ha sido así,
llegándose hasta al extremo de que ciudadanos se ataquen entre sí,
acusándose los unos a los otros de pretender crear desunión dentro de la
agrupación, y hasta de recibir dinero de parte del gobierno para
lograrlo.
Si bien es entendible el efecto que ha
venido produciendo el dialogo debido a la tremenda crisis política y
económica que se vive en Venezuela, -circunstancia que ha crispado los
ánimos de todos sus habitantes-, no es menos cierto que de continuarse
por ese camino de descalificación y de sordera ante la posibilidad de
corregir algún error en la conducción del mismo, las consecuencias las
pagarán todos los venezolanos. De allí que se haga necesario la búsqueda
de algún sistema de evaluación, capaz de demostrar objetivamente, tanto
a los participantes del dialogo, como a sus defensores y detractores,
su efectividad o no.
Uno de los mecanismos que pueden
contribuir a resolver la situación creada está contenido en el “Manual
de Planificación, Seguimiento y Evaluación de los resultados de
desarrollo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD)”. Si bien dicho manual hace referencia a la gestión de proyectos,
y al desarrollo de verdaderos programas, el mismo establece una serie
de parámetros que resultan de utilidad para conocer la efectividad de
las estrategias desarrolladas en infinidad de actividades, siendo el
dialogo y la negociación unas de ellas.
Empecemos por recordar que este diálogo ha
sido generado como consecuencia de la ingobernabilidad del país. De no
haber sido así, organismos como la UNASUR, e instituciones como el
Vaticano, jamás se hubieran involucrado. Entendiendo entonces al diálogo
Gobierno-MUD como el proyecto de paz del país, se hace fundamental
realizar su seguimiento a fin de evaluar hasta qué punto este resulta
constructivo, así como establecer los cambios necesarios para mejorarlo
si fuera el caso.
En materia de gestión de proyectos, el
primer paso para su evaluación es el comparar entre los cambios
generados por el proyecto en la actualidad y aquellos que estaban
previstos en el momento de su planificación. En el caso del diálogo en
Venezuela, debemos conocer cuáles fueron los objetivos planteados por
las partes a su inicio, y compararlos con la materialización de esos
objetivos hasta el presente. Debido a la controversia surgida en el seno
de la oposición venezolana, haremos referencia únicamente a los
objetivos planteados por la MUD, a cuyo efecto lo denominaremos
“Proyecto Dialogo”.
Así tenemos que al inicio de la activación
del dialogo, la máxima autoridad de la MUD señalo como objetivos, lo
siguiente: “El temario es claro: Solución electoral, libertad de los
presos políticos y retorno de los exiliados, atención a las víctimas de
la crisis humanitaria y respeto a la Asamblea Nacional (AN)...”
Los aspectos antes señalados corresponden,
de acuerdo al manual del PNUD, a lo que se denomina “el panorama de
temas prioritarios”. En otras palabras, la MUD reinicio el diálogo
porque deseaba resolver la situación del país buscando una solución
electoral. Exigía la liberación de los “presos políticos”, requería del
gobierno la atención a la crisis por falta de insumos de primera
necesidad; y por último, buscaba se respetara la competencia de la AN.
Reunidas las partes en conflicto, fue
presentado un documento oficial (octubre 30, 2016), en el cual se
estableció el resultado de la reunión celebrada entre ellos, de donde,
entre otros, se produjeron los siguientes acuerdos: “…Revisión de la
situación de personas privadas de libertad; caso de los diputados del
Estado Amazonas; cronograma e institucionalidad electoral y respeto a
los procesos electorales previstos en la Constitución; funcionamiento y
autonomía de los poderes públicos y respeto de sus respectivas
competencias constitucionales; compromiso conjunto para mejorar las
condiciones de abastecimiento de alimentos y medicinas y explorar
alternativas que conlleven la acción conjunta de los órganos del Estado
para atender los temas económicos más urgentes…”
Continuando con la ejecución del proyecto
diálogo, en una tercera reunión (noviembre 12, 2016) la MUD, señaló los
acuerdos siguientes: “Elecciones en Amazonas; respeto a la autonomía de
la AN; elección de nuevos miembros del Consejo Nacional Electoral
(CNE); liberación de personas detenidas; permitir el ingreso al país de
alimentos y medicinas; y adelantar políticas para que los sectores
público y privado acuerden mecanismos para importar y distribuir
mercancías e insumos”.
De lo antes expuesto, al comparar los
objetivos iniciales del dialogo, con los resultados hasta ahora
obtenidos, veremos que en cuanto a la “solución electoral” sugerida (que
inicialmente se hacía ver como una solución nacional, y no a nivel de
alguna localidad), se acordó la repetición de las elecciones en el
Estado Amazonas, cuyos diputados habían sido ordenados desincorporar
anteriormente por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Es de recordar
que con esta repetición de elecciones y la desincorporación de los
diputados de ese Estado, La MUD dentro de la Asamblea Nacional perdió la
mayoría calificada que requería para tomar decisiones trascendentales
para el funcionamiento de los poderes públicos. En relación con la
“libertad de los presos políticos”, se transformó la denominación presos
políticos por privados de libertad, sin mayor otra consideración que
permita la evaluación de los casos más relevantes e injustos. Respecto a
la atención a las víctimas de la crisis humanitaria, se acordó permitir
el ingreso al país de alimentos y medicinas y la posibilidad de
importarlos por parte de la empresa privada.
Por último, en relación con el objetivo
inicial de “respeto a la AN” nada fue desarrollado, si bien
paralelamente a estas discusiones fueron tomadas ciertas decisiones por
parte del TSJ, vinculadas a la competencia de aquella. Entre estas
decisiones podemos mencionar las siguientes: ordenó a la AN abstenerse
de continuar el juicio político contra el Presidente Nicolás Maduro
(iniciado por la AN y suspendido por esta al inicio del dialogo);
declaró sin lugar el recurso de amparo interpuesto para reanudar la
recolección del 20% de firmas que permitirían continuar con el proceso
del referéndum revocatorio; y ordenó suspender los efectos de la
investigación iniciada por la AN en relación a supuestas irregularidades
ocurridas en la empresa Petróleos de Venezuela, S.A. , presumiblemente
por parte del ex presidente de dicha institución, Rafael Ramírez, así
como también suspendió investigar todos los actos derivados de esa o de cualquier otra investigación.
Existen muchos otros aspectos en el
referido manual, vinculados con la evaluación de una gestión.
Circunstancias como la “pertinencia de un proyecto”, en donde debe
respetarse la congruencia entre los objetivos planteados en el mismo y
los intereses de la población e instituciones (consenso social). Sobre
esto recordemos que en la discusión se están involucrando áreas, como la
soberanía popular, y los derechos humanos, cuya negociación y/o
renuncia están prohibidas por la Constitución de la República y por los
Tratados internacionales suscritos por esta.
Otras exigencias están incluidas en el
manual, de donde podemos mencionar la necesidad de evaluar la
efectividad del proyecto, a fin de verificar hasta qué punto en el
espacio, en el tiempo y económicamente este es viable; y en fin, una
serie de elementos que garanticen que el resultado de las estrategias
obedece al fin deseado, y que ese fin este acorde con los intereses de
la colectividad y no de grupos económicos o políticos en particular.
Antes de seguir discutiendo, ¿Cuál es la evaluación que usted le da a los resultados del dialogo?
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